Cuento a mi esposa
(Dolora)
A mi distinguido amigo el señor Pedro Londoño
«–Negra de mi vida
¿A dónde vas?
Quédate en mi rancho,
No te quejes más;
Mira que me aflige
Tu infelicidad…;
¡Oye mis arrullos
Palomita amada…!»
«–¡Mi palomo mío
Lo perdí ya…!
Deja que lamente
Suerte tan fatal;
No te dé cuidado
Mi infelicidad;
¡Verme no deseo
De ninguno amada…!»
Esto le decía
En noche pasada,
A un mozo del pueblo
Cierta desconsolada…
Mas a las pocas vueltas,
A poquito de nada,
¡Tuvo cierta cosa
Como un sapo de hinchada! Si ponemos en agua Un granito de sal ¡Pronto se disuelve Con facilidad…! Nunca en las mujeres Fue efectivo nada; Todo en ellas es humo,
¡Todo falsedad…!
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